La situación de la educación en la ciudad, la negativa del gobierno porteño a suspender la precencialidad, la realidad de los colegios y la ficción de Horacio Rodríguez Larreta, son algunos de los puntos que aborda la directora de una escuela Once y educadora del Bachillerato Popular Salvador Herrera.
Mayo es el mes de nuestra Constitución, de las y los trabajadores, de nuestra Revolución (y de muchas cosas más), recién cerradito el mes en el cual hacemos Memoria del Coraje Civil, del coraje de aquellas Madres, aquellas Mujeres que nos guiaron y guían permanente y constantemente.
Sin embargo quienes nos deben guiar no nos guían, quienes nos deben cuidar, no nos cuidan.
Como expresara el maestro Juan López, al Jefe de Gobierno se lo votó para que nos cuide y no lo hace. No sólo ha sido elegido para administrar recursos, sino también para cuidar a la Ciudad, a las ciudadanas y los ciudadanos, o a las vecinas y vecinos, como gustan llamarnos a quienes habitamos en la Ciudad y a quienes llegan cotidianamente aportando con su trabajo. Pero no es así. Contundentemente no es así.
El Vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, cuando se iban abriendo actividades a comienzos del año, repetía que cuando fuera necesario se cerrarían, que comenzarían las clases presenciales hasta tanto se pudiera, hasta que ciertos guarismos indicaran lo contrario. Pero parece que tanto contagio, tanta muerte no son los guarismos necesarios, ni los riesgos suficientes, ni los semáforos tan rojos que ameriten que se cierren los edificios de las Escuelas hasta tanto bajen los índices. Situación a la que se suma una Suprema Corte de Justicia de la Nación que argumenta en 91 páginas firmadas desde la virtualidad, que no hay suficientes argumentos para discontinuar la presencia en las aulas. No les resultan suficientes a nuestros jueces tantos contagios y tantas muertes y condenaron a chicxs, familias, auxiliares y docentes a una presencialidad que incrementa contagios y muertes.
Las escuelas no se cierran, debieran cerrarse los edificios que las albergan, que quede claro como lo que se desnudaría si fuéramos a la virtualidad: que nada se hizo ni se hace para garantizar a nuestras chicas y chicos los equipos y la conectividad necesarias. Solo proponen “prestar” en una proporción de unos 30 dispositivos cada 250 alumnos. Hecho que desnuda que en la Ciudad más rica del país, nuestros chicos y nuestras chicas tienen varios hambres: hambre de casa, hambre de trabajo para sus familias, hambre de comida y hambre de saber. Hambre de oportunidades.
De todos modos, maestras y maestros, profesoras y profesores, y quienes forman las comunidades educativas (preceptores, conducciones, celadores, auxiliares) estaremos nuevamente aportando toda nuestra magia, nuestro esfuerzo, nuestra creatividad, nuestro propio dinero, nuestros propios saberes, para sí ser quienes garanticemos junto con las propias chicas, chicos y sus familias, no sólo lo que nos corresponde sino lo que las autoridades debieran.
Venimos a exponer, venimos a pronunciarnos: hay un Jefe de Gobierno que no escucha, hay una Ministra de Educación que no escucha, hay gerentes que presionan, estigmatizan y persiguen a quienes se resisten a empeñar su salud y su vida detrás de una maniobra política des humana.
Frente a un Sistema de Salud colapsado, frente a un cuerpo de docentes tratando de sostener insostenibles 19 días de paro, frente a un 10 % de docentes vacunados solo con primera dosis, frente al hecho de que nuestrxs chicxs han dejado de venir porque en sus familias hay personas con Covid 19, frente a que cada semana debemos suspender y aislar burbujas, frente a que la continuidad pedagógica no es tal, frente a la falta de insumos y de personal, frente al aislamiento constante de chicos y docentes, frente a que cerca de diez chicos por escuela al menos se han contagiado en abril y lo que va de mayo, frente a unos 10 mil adultos que trabajan en las escuelas se han contagiado y finalmente frente a la muerte de doce compañeras y compañeros, la Ministra Soledad Acuña y el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, nuevamente no escuchan. Son grandes dialoguistas de Perogrullo pero jamás han escuchado y hoy son directamente responsables de los contagios y las muertes.
El sistema es tan perverso que ha sido diseñado desde un principio con la finalidad de querer inculparnos a lxs directivxs dado que es nuestra “la responsabilidad” de la aplicación (o no) del Protocolo (tal como se encuentra explicitado), Protocolo que es a todas luces… inaplicable.
Los funcionarios y sus medios cómplices mienten cuando dicen que no hay movimiento cuando aproximadamente 1/3 de nuestras poblaciones viven a más de diez cuadras de las escuelas y auxiliares, maestros y profesores, deben usar transporte público, generando el traslado de alrededor de un millón de personas.
Han hecho del ocultamiento, la parcialidad y la utilización de los Medios de comunicación, las redes y la Matemática, una artera e indolente manera de gobernar. Pero esta vez, los datos a los que son tan afectos, les empiezan a estallar en la cara.
Cada vez más familias hacen lo imposible para que sus chicas y chicos estén exceptuados de concurrir y en estas semanas no los han enviado a las Escuelas acogiéndose al DNU presidencial tan oportunamente redactado en función del AMBA y de la unidad geográfica que lo considerara.
Aunque las autoridades vayan a las escuelas sólo para arrancar los carteles que colocamos en sus frentes, es una realidad que no hay alcohol y que si lo hay lo compraron las cooperadoras; que las y los docentes no están vacunados, que nuestros chicos y chicas se contagian igual que auxiliares y docentes; y es una realidad que se mueren. ¿Cuántas muertes más necesitan?
En el mes que empieza recordando la sanción de la Constitución… ¿acaso han pensado cómo desde la Escuela se pudo enseñar algo relativo a ella cuando un DNU no es respetado?
¿Acaso han pensado cómo desde la Escuela se pudo enseñar a respetar los derechos de los trabajadores cuando implacablemente se le han descontado los días de paro?
¿Acaso han pensado cómo desde la Escuela se pudo enseñar a respetar que lxs trabajadores tenemos derechos a algo tan sustancial y elemental como es la vida misma?
¿Acaso han pensado cómo desde la Escuela se puede enseñar una Revolución frente a un poder que nos doblega, nos aplasta y no valora la vida?
¿Cuál es el límite para esta Gestión?
Todas estas semanas, además del paro, lxs maestrxs hemos salido a las calles, hemos ido al Ministerio de Educación, hemos colocado crespones y cintas de luto, hemos realizado caravanas y bocinazos frente a la Jefatura de Gobierno, hemos hecho cientos de actividades y semaforazos a los que se fueron sumando los abrazos. Abrazos a los que nunca hubiéramos querido llegar porque son los que necesitamos dar frente a la muerte de lxs compañerxs. Abrazos simbólicos porque esos entrañables que nos damos para mitigar el dolor no nos los podemos dar. Pero las comunidades educativas tenemos mucho más para responder y dar:
A la arrancada de carteles responderemos con más visibilización.
A la mentira responderemos con la verdad.
A la falta de recursos responderemos con nuestra profesión e inventiva.
A la desatención y el desprecio responderemos con atención y amorosidad.
A la indiferencia responderemos con acción, compromiso y lucha.
A la muerte sentenciada responderemos defendiendo la VIDA.
Margarita Contarelli, directora de una Escuela en el barrio de Once y educadora, Bachillerato Popular Salvador Herrera