El Movimiento Obrero argentino ha sido, a lo largo de su historia, un elemento central a la hora de pensar las transformaciones sociales. Hemos sido los trabajadores los que asumimos el desafío de organizarnos, de construir nuestras herramientas de lucha y de, gracias a la convicción y la persistencia, doblegar a los poderosos y conquistar nuestros derechos.
Por José Rigane, Secretario Adjunto de la CTA; Secretario General de la Federación de Trabajadores de la Energía de la República Argentina (FeTERA-CTA)
La tarea que la historia nos otorgó, implicó asumir los desafíos de cada momento, de cada etapa, y entender que hasta que las injusticias no se dejen de cometer contra los pueblos de todo el mundo, nuestra lucha no habrá de cesar.
En la actualidad, en el contexto de la crisis mundial del capitalismo, la unidad de los trabajadores debe seguir consolidándose para no ceder las conquistas logradas con tantos años de lucha. Desde los “Mártires de Chicago” de 1886 a la actualidad, hemos luchado miles de batallas contra el poder económico y empresarial que históricamente quiso y querrá, avasallar los derechos de la clase trabajadora.
En nuestro país, y a pesar del discurso oficial de la “década ganada”, las políticas de flexibilización laboral, tercerizaciones y despidos son una constante más que una excepción. Argentina tuvo una etapa de crecimiento a tasas chinas y aún así, los niveles de pobreza e informalidad siguen siendo altos.
La situación económica de nuestro país nos impone la necesidad de pensar estrategias de lucha contra medidas económicas ortodoxas de un Gobierno que ha decidido que seamos los trabajadores quienes paguemos la crisis.
La unidad del movimiento sindical debe seguir consolidándose. El ejemplo de la FeTERA que nuclea a trabajadores y jubilados de todo el sector energético del país, o la construcción de una CTA autónoma y unida, deben seguir replicándose.
Nos queda por delante un gran desafío: la transformación de la Argentina y de todo el continente latinoamericano. Y para eso, debemos tener en claro que necesitamos un Movimiento Obrero unido, porque las divisiones sólo son beneficiosas para el poder.
Como lo venimos sosteniendo desde hace años, también es imprescindible la recuperación de la soberanía sobre nuestros recursos estratégicos.
Necesitamos una empresa YPF 100 por ciento estatal; debemos declarar como servicio público a la provisión de los combustibles sólidos y líquidos y del gas, necesitamos crear una nueva empresa estatal única: Gas del Estado y debemos conquistar la definitiva repotenciación de la Central Eléctrica 9 de Julio de Mar del Plata.
Hoy estamos parados frente a una política de ajuste que se carga sobre nuestras espaldas. Y ante esas políticas, nosotros tenemos que responder con las nuestras: eliminación del impuesto a las ganancias, el fin de la precarización laboral, no al techo de las paritarias, asignación universal para todos los hijos de trabajadores, 82% móvil para nuestros jubilados, un salario mínimo de $ 12.000, derogación de la Ley Antiterrorista, y trabajo digno para todos.
Que este Día Internacional de los Trabajadores nos encuentre en la reflexión con nuestros pares; en la búsqueda de nuevos desafíos y en la firme convicción de que es posible otro país para todo nuestro pueblo, y otro mundo para toda la Humanidad.
¡Luchemos por la unidad de la clase obrera!