Con un festival, del que participaron vecinas y vecinos, el pasado jueves 18 de diciembre volvió a abrir sus puertas el Centro de Salud y Acción Comunitaria 18, ubicado en Miralla y Ordóñez, en el barrio porteño de Villa Lugano.
La reapertura de este imprescindible centro sanitario no fue un gesto aislado ni un acto administrativo: fue el resultado de una lucha sostenida y de múltiples petitorios elevados al Ministerio de Salud por organizaciones barriales como la CTAA Capital, el Frente de Organizaciones Salvador Herrera, el MST, La Cámpora y el Hospital Grierson, que generaron el entramado colectivo para fortalecer el reclamo y llevarlo a la realidad.
La historia del lugar es extensa y está marcada por capas de memoria. En 1976, durante la última dictadura militar, el edificio funcionó como “montada” de los militares: una operación armada creada por el Estado para simular un enfrentamiento y así justificar detenciones, asesinatos, desapariciones y persecuciones. En 1983, con la recuperación democrática, el lugar quedó vacío durante varios años, como un cascarón abandonado. En 1990, el edificio se incendió y durante un largo período fue ocupado de manera intermitente por vecinas y vecinos del barrio. Con el tiempo, comenzó a funcionar allí una pequeña sala de cuidados sanitarios y más tarde se fundó el CESAC 18.

Pronto ese espacio quedó chico para las necesidades de la comunidad y a pocos metros de allí, en Chilavert y Miralla, se inauguró entonces un segundo centro: el CeSaC 18 BIS, ubicado en el Barrio Papa Francisco, más grande y mejor provisto que el viejo CeSaC ahora reinaugurado. Pero la historia se repitió: ese nuevo espacio tampoco logró sostener la magnitud de las demandas del barrio. Así, aunque todavía no tiene nombre oficial, el antiguo CeSaC volvió a abrir sus puertas, en el marco de un festival, para dar a conocer a la comunidad este nuevo —y viejo— centro de salud.
Fueron las propias organizaciones barriales las que se encargaron de adecuar el espacio para que pudiera funcionar de manera digna. El edificio es amplio y cuenta con dos pisos. En la planta baja funcionan una biblioteca, una juegoteca y un espacio destinado a la recaudación de fondos, al que llaman “roperito”. Entre otras salas, se encuentra también el área destinada a discapacidad, a cargo de Mabel Mamani, referenta del Barrio 20, con una larga y reconocida trayectoria en la temática y además Secretaria de Discapacidad de la CTAA Capital.

El área de consultorías en discapacidad funciona los días lunes, miércoles y viernes, de 9 a 14 horas. Allí no solo se gestionan “Certificados Únicos de Discapacidad” (CUD), sino que se brinda también asesoramiento sobre derechos y sobre todo lo relacionado a esta problemática social.
Resulta especialmente interesante observar cómo, a partir de necesidades específicas, emergen otras demandas que el centro de salud también se propone contener. Una de las más urgentes está vinculada al derecho a la vivienda: frente a la mala o la falta total de intervención del Estado, muchxs vecinxs se ven obligadxs a luchar por algo tan elemental como una vivienda digna. Entre las consignas que el propio centro expuso en carteles colgados en sus paredes, podían leerse frases como: “Muchas familias necesitan viviendas”, “Que los afectados puedan relocalizarse”, “Que el IVC informe el Estado de urbanización”, “¿Esto es urbanización?”, entre otras.
Además de visibilizar y levantar estas demandas, el nuevo CeSaC cuenta con áreas dedicadas a atender la problemática de adicciones, pediatría, psicología, enfermería, talleres de recreación, espacios de género y promotoras de salud, y se espera incorporar nuevas áreas en el futuro.
Al festival de inauguración asistieron las organizaciones ya mencionadas, junto con integrantes de la Defensoría del Pueblo y del Ministerio Público de la Defensa. También es importante destacar la presencia de otros CeSaC de la zona, como el 43 y el 49, que instalaron una mesa de información sobre sexualidad. El espacio incluye, además, un sector dedicado a la memoria colectiva y a la transición histórica del Barrio 20 a lo largo de los años.

El impulso de las y los referentes, profesionales y vecinas y vecinos del Barrio 20 es claro y contundente: un mejor hábitat genera una mejor salud. Por eso resulta indispensable retomar las mesas de gestión participativa con el Ministerio de Salud y con el Instituto de la Vivienda de la Ciudad (IVC), con el objetivo de obtener el apoyo gubernamental necesario para garantizar derechos consagrados por la Constitución Nacional y por tratados internacionales como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948), la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (1979) y la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), entre muchos otros.
No importa el sol. No importa el intenso calor de un mediodía de diciembre. No importa la represión ni las políticas públicas definidas por la omisión total de este Estado. Nada logra frenar la lucha del Barrio 20 de Villa Lugano, como tampoco la de otros barrios y comunidades que se organizan y luchan por el derecho a vivir con dignidad.





