Los compañeros y compañeras de la CTAA Capital conmemoraron el Día del Trabajador y Trabajadora, este jueves 1° de mayo al mediodía, en la sede de la Casa Cultural Pepa Noia, en el barrio porteño de San Telmo. Allí, se realizó un acto donde se homenajeó a los mártires de Chicago y se compartieron locro y empanadas.
Este Día del Trabajador y la Trabajadora congregó a la militancia de la Central porteña en la Pepa Noia. Más de un centenar de compañeras y compañeros de los diferentes ámbitos de militancia asistieron al homenaje de los Mártires de Chicago y su histórica lucha en defensa de los derechos laborales.
Pablo Spataro, secretario General de la CTAA Capital saludó a todas y todos los presentes y expresó: “Hoy estamos honrando a los luchadores de Chicago, que en un abril-mayo de 1886 pelearon para que la jornada de trabajo no fuera de 18, sino de 8 horas.Todos los que estamos acá venimos enfrentando un ajuste feroz por parte del Presidente de la Nación, quien también se plantea dar la batalla cultural y nos ha dicho a todos nosotros que el mayor momento de prosperidad de nuestro país fue antes de 1916. Lo dice porque en 1916 había una democracia restringida, porque no todos podíamos votar, porque no existían los convenios colectivos de trabajo, porque no existía la jornada de 8 horas, ni existían las vacaciones y los aguinaldos, y a ese modelo nos quieren hoy llevar”.
“Por eso, nosotros nos reafimamos en nuestras luchas, en nuestras peleas y también en nuestra historia, que nos abraza y nos acompaña. Así que quiero felicitarlos a todas y todos ustedes que están hoy acá. A las y los compañeros que sostienen las ollas en los espacios comunitarios, a los que están al frente de los Bachilleratos Populares, a nuestras jubiladas y jubilados, a los trabajadores del sector privado y del Estado, que están resistiendo las políticas de este Gobierno”, agregó el Spataro.
Para cerrar, el secretario General de la Central porteña leyó unas palabras que Augusto Spies, asesinado en 1886, le decía a sus verdugos: “Si usted cree que ahorcándonos puede eliminar al movimiento obrero, el movimiento de millones de pisoteados, millones que trabajan duramente y pasan necesidades y miserias; si esa es su opinión, entonces, ahórquenos. Así aplastará la chispa, pero aquí y allá, y detrás y frente de usted, a su propio costado, en todas partes se encenderán nuevas llamas. Es el fuego subterráneo y usted no podrá apagarlo”.